Intervención de Miquel Iceta en el acto “La lucha por la igualdad en la Cataluña del siglo XXI”
Muy buenos días, amigas y amigos, compañeras y compañeros.
¡Nos merecíamos un acto así!
Gracias a todos y todas por vuestra asistencia.
Agradezco muy especialmente las intervenciones de los amigos y amigas que han querido participar en este acto, mostrando su compromiso con la causa de la igualdad, nuestra utopía.
Gracias Albert, Rosa, Carme, Josep Maria i Joan Carles.
Este es un acto importante para nosotros, quiere marcar la renovación de nuestro compromiso, pero también quiere señalar un nuevo inicio. Como dijo Willy Brandt: “Recordad siempre vuestra fuerza y que cada nueva época requiere de nuevas propuestas”.
Venimos de lejos, de muy lejos, lo hemos visto en el video. Somos el partido de Joan Reventós, de Josep Pallach, de Paco Ramos, de Maria Aurèlia Capmany, de Ernest Lluch, de Marta Mata, de Jordi Solé Tura, de Antonio Santiburcio y de tantos y tantos otros. Personas de piedra picada, dispuestas a picar piedra. Personas como nosotros. Nos hacen falta muchas personas así.
Venimos de una larga historia de luchas obreras, democráticas, catalanistas, federalistas, feministas, culturales, pacifistas, socialistas, sindicales, ecológicas y sociales.
Somos hijos de un movimiento que no se improvisa. No nació ni en platós de televisión ni en cenáculos elitistas. Somos una fuerza en la que los protagonismos individuales nunca olvidan la dimensión colectiva de nuestro compromiso. Queremos cambiar las cosas, los pueblos, las ciudades, Cataluña, España, Europa y el mundo. Queremos cambiar las cosas desde los valores de la libertad, igualdad, justicia, fraternidad y solidaridad.
Somos una fuerza impulsora de transformaciones sociales, un partido que se presenta con humildad ante la sociedad catalana, consciente de sus errores y carencias, pero también orgulloso de su trayectoria y de los avances que se han conseguido gracias a nuestros esfuerzos.
Ningún partido en Cataluña o España puede decir que ha contribuido más que los socialistas a la libertad y la progreso de nuestros conciudadanos y conciudadanas.
La conquista y consolidación de la democracia, el regreso de las instituciones en el exilio con el President Tarradellas al frente, la Constitución y los dos Estatutos, la incorporación de España a las instituciones europeas, el impulso al Estado del bienestar (sanidad, educación, pensiones no contributivas y ayuda a la dependencia), la ampliación de los derechos y libertades, son hitos de los que nos sentimos legítimamente orgullosos.
Lo vuelvo a decir: ningún partido en Cataluña o en España puede decir que ha contribuido más que los socialistas a la libertad y al progreso de nuestros conciudadanos y conciudadanas.
Hace poco más de un año de aquel Tren de la Libertad en que muchísimas mujeres de toda España pararon en seco la ofensiva de la derecha contra los derechos de las mujeres. Hay que rendir homenaje a todas las luchas que han hecho posible avanzar, y a todas aquellas que han evitado los retrocesos. Porque, desgraciadamente, los derechos y los avances no son nunca irreversibles. Y los combates tienen que ser permanentes como, por ejemplo, contra la violencia y los crímenes machistas.
Dicho esto, hemos cometido también algunos errores que hay que reconocer y rectificar. Como lo hace la Crida que hoy presentamos.
Nuestro reto es renovar el compromiso con los valores que dan sentido a nuestra existencia y a nuestra lucha, y ser capaces de traducirlos en acción política y transformaciones que hay que impulsar en la Cataluña de hoy.
Por este motivo queremos escuchar todas las voces que quieran ser escuchadas. Y contar con todas y todos los que quieran hacer avanzar con nosotros la causa del socialismo y la causa de Cataluña. Por este motivo queremos avanzar hacia un Congreso Abierto y hacia un Consejo Abierto de los y las Socialistes de Catalunya.
Socialistes de Catalunya, poniendo por delante a las personas y la voluntad unitaria. Socialistes de Catalunya, reuniendo a los hombres y las mujeres que luchan por la causa de Cataluña y la causa del socialismo. Más allá de un partido, la fuerza de un movimiento.
La causa de Cataluña, la causa de los catalanes y las catalanas, nuestra identidad, nuestro autogobierno, nuestra cohesión social, nuestra unidad civil, el catalanismo transversal, patrimonio común, indivisible, unitario, que no dejaremos secuestrar por nadie, ni que sea pisoteado por nadie.
Y la causa del socialismo, sí.
Escuchad la definición de socialismo que nos legó Jordi Solé Tura en 1998.
“Siempre he entendido el socialismo como una pasión por la dignidad de la persona, es decir, por la igualdad y la solidaridad en una sociedad libre. Por ello la huella moral y política del socialismo continuará viva mientras haya desigualdades, injusticias, discriminaciones y humillaciones.
Desde el punto de vista político eso quiere decir una lucha continua para reformar nuestras sociedades, en el supuesto que las reformas son mucho más difíciles y complejas que las revoluciones.
El problema actual es que aún vivimos de las luchas, las victorias y las derrotas del pasado, incluso del pasado inmediato, cuando el concepto del socialismo iba vinculado a los grandes cambios de la revolución industrial, a las guerras coloniales y mundiales, a la defensa de democracias amenazadas y a la división de bloques.
En el futuro esta lucha por los mismos objetivos se hará en un mundo más dominado por grandes centros de poder supraestatales y grandes medios de comunicación, pero también en un mundo protagonizado por sectores sociales históricamente marginados. Será por encima de todo, la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres, entre etnias y entre sociedades avanzadas y más atrasadas. Y espero también que un mundo donde el nuevo papel de las ciudades, las nacionalidades y las regiones permitirá, por fin, superar las viejas concepciones nacionalistas”.
Hablo de la causa del socialismo entre otras cosas porque, como decía Ulrich Beck, “la renuncia abierta a la utopía es un cheque en blanco al abandono de la política por parte del a propia política. Solamente quien es capaz de entusiasmarse, gana apoyo y conquista el poder”.
Nosotros queremos embridar al capitalismo global para someter la economía al bienestar de las personas y de los pueblos, justo lo contrario de lo que sucede ahora. Recordemos lo que nos decía Tony Judt: “La derecha utiliza la crisis como excusa para desplegar encarnizadamente sus prioridades: menos Estado, menos protección social, menos solidaridad”. Nosotros nos oponemos frontalmente a eso. Con palabras y, sobre todo, con actitudes, con hechos, con acciones de gobierno.
Somos una izquierda democrática, reformadora y transformadora, con vocación mayoritaria y de gobierno. Capaz de reivindicar y de denunciar, sí. Pero también capaz de gobernar y de cambiar la realidad, de combatir las injusticias, de construir una sociedad mejor.
Somos conscientes de que la economía de mercado funciona sobre la base del beneficio y la obsesión por las posesiones materiales, pero no nos queremos resignar a una organización social que se limite a tomar nota de las desigualdades, las injusticias y los desequilibrios, a una sociedad que solamente encuentre satisfacción en el consumismo desaforado, a una sociedad de mercado. Es necesario que recuperemos la crítica a las desigualdades, las crisis, la precariedad, la alienación y la pobreza generadas por el sistema capitalista. Precisamente porque somos socialistas. Pero no queremos ser una fuerza que se limite a denunciar, a reivindicar, queremos transformar la realidad, cambiar las cosas, desde el gobierno y desde la acción social, política y cultural. Queremos recuperar la cultura crítica y la capacidad transformadora.
El modelo neoliberal es incapaz de situar a las personas por encima del beneficio. Y nosotros no aceptamos como inevitables ni el paro, ni la pobreza, ni las desigualdades. Así pues, los retos son claros: la regulación del sistema financiero, el abandono del dogma de la mano invisible del mercado, la sumisión del libre comercio a normas sociales y ambientales, evitando confundir derechos con mercancías que solamente están al alcance de los que las pueden comprar, recuperando el prestigio de la política y de lo público, introduciendo elementos de democracia económica como la cogestión en las empresas, potenciando la economía social, rechazando la desregulación sistemática de la relación entre empresarios y trabajadores.
Por primera vez en la historia, el cambio de civilización al que estamos asistiendo no está comportando una ampliación de los horizontes del progreso, al contrario, suscita miedos e inseguridades, genera paro y desigualdades, agota los recursos naturales del planeta, amenaza el medio ambiente y condena a la precariedad y a la pobreza a muchas personas. Y por esto necesitamos, entre otras cosas, una buena regulación de los mercados globales y unos Estados Unidos de Europa.
Debemos reconstruir nuestro proyecto político para hacer frente a los retos de la globalización, del individualismo egoísta y del repliegue comunitario. Hemos de hacer frente al miedo que es el caldo de cultivo de los populismos demagógicos, xenófobos o identitarios que nos acechan, y que estimula el conservadurismo y la ley de la selva.
Hemos de buscar con todos aquellos y aquellas que lo deseen, las respuestas a nivel local, europeo y global, para construir un nuevo proyecto capaz de alumbrar una nueva sociedad más libre y más segura, más próspera y más justa. Sin olvidar que la crisis económica es también una crisis energética y ambiental. Y que la fractura social que va creciendo tiene una expresión cada vez más dura en los núcleos urbanos, agravando viejos problemas y creando nuevos problemas que conviene conocer y afrontar.
Quiero insistir en nuestra vocación de gobierno, reivindicando el trabajo hecho por los gobiernos socialistas presididos por Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, por tantos y tantos gobiernos municipales, y por los gobiernos de izquierdas presididos por Pasqual Maragall y José Montilla. Y quiero recordar que desde que gobierna CiU con el apoyo de ERC, hay menos personas trabajando, tenemos más desigualdades, más pobreza, más recortes y Cataluña ha doblado su deuda, y además, nos han embarcado en una noria y en un callejón sin salida.
Una noria que gira y gira que es incapaz de impulsar cambios tangibles. Una noria que no puede esconder la verdad ni la complejidad de los problemas a los que nos enfrentamos.
¿Cuál es nuestra realidad hoy?
- 000 puestos de trabajo perdidos desde el año 2010.
- 000 familias sin ingresos.
- Medio millón de personas con trabajo pero en riesgo de pobreza.
- La tasa de actividad y de ocupación de los hombres sigue siendo 10 puntos más alta que la de las mujeres.
- La pobreza infantil severa se sitúa 11 puntos por encima de la media europea.
- 000 familias declaran que no pueden mantener la vivienda a una temperatura adecuada.
Ante una verdadera situación de emergencia social, tenemos que hacer frente al inmovilismo de la derecha y denunciar las soluciones mágicas que ofrecen paraísos ilusorios.
No hay soluciones milagrosas. Os pongo un pequeño ejemplo. Estos días se está impulsando un debate sobre un proyecto de Constitución catalana, que parece que tiene muchos entusiastas, pero pocos la deben haber leído, me parece a mí. Mirad, artículo 30, “Con independencia de su situación administrativa o laboral, todas las personas tienen derecho a la asistencia sanitaria gratuita en caso de urgencia”. Sí, lo habéis escuchado bien, “en caso de urgencia”. ¿Este es el nuevo país que nos proponen? No es nuestro nuevo país, en ningún caso. Nosotros queremos un derecho a la salud, un derecho a la asistencia sanitaria gratuita para todo el mundo cuando lo necesite, sea o no urgente. Otro ejemplo, este año, en los presupuestos acordados entre CiU y ERC, cero euros para las guarderías.
Menos palabras vacías, menos proceso, menos estructuras de Estado, y más velar por el estado de las estructuras, los derechos y las oportunidades de las personas. Más sanidad, más educación y menos embajadas. Menos hojas de ruta y más ideas claras. Más decir la verdad: no habrá una solución unilateral. El único camino es el del diálogo, la negociación y el pacto, el resto es hacer castillos en el aire y engañar al personal.
Menos hablar de independencia y más luchar contra las dependencias. No queremos que la salud o la educación dependan de si las puedes pagar o no. No queremos que el bienestar de los niños dependa del nivel adquisitivo de sus familias. No queremos que los suministros imprescindibles de agua, luz y gas dependan de si eres o no pobre. Queremos luchar contra las dependencias, de verdad.
Queremos un cambio de verdad, de raíz, queremos vivir de otra manera, queremos otra forma de vivir, y vivir las cosas con otra mentalidad. Otra manera de pensar, otra manera de enfocar la vida, otra manera de valorar las cosas, otra manera de establecer prioridades, otro sistema de valores. Una alternativa de verdad, eso queremos construir.
Queremos cambiar España, queremos reformar el Estado, queremos un acuerdo para cambiar la Constitución y hacer de España un Estado federal en que el autogobierno de Cataluña y la defensa de los intereses de los catalanes y las catalanas tengan las máximas garantías. Pero no queremos ni el desgarro de la sociedad catalana ni la ruptura con el resto de pueblos de España. Y queremos poder votar ese nuevo pacto.
Que no me digan que no se nos entiende. Queremos cambiar España, queremos reformar el Estado, queremos un acuerdo para cambiar la Constitución y hacer de España un Estado federal en el que el autogobierno de Cataluña y la defensa de los intereses de los catalanes y las catalanas tengan las máximas garantías. Pero no queremos ni el desgarro de la sociedad catalana ni la ruptura con el resto de pueblos de España. Y queremos poder votar ese nuevo pacto. Más claro, agua.
Para ser fieles a nuestra historia y leales con nuestro compromiso político, para ser capaces de seguir trabajando por los cambios necesarios, el PSC tiene que cambiar, nuestra organización tiene que cambiar, nuestra forma de hacer política tiene que cambiar, nuestra relación con la sociedad tiene que cambiar.
Entramos en un año decisivo para la reconstrucción de nuestro proyecto político, la preparación de las elecciones municipales, autonómicas y generales nos tiene que servir para abrirnos a los sectores progresistas, para estrechar nuestros lazos con los trabajadores y las trabajadoras, los emprendedores y las emprendedoras y nuestra juventud. Para ser más, para ser mejores, para cambiar las cosas.
Y tenemos que enriquecer nuestro proyecto político a partir de un debate profundo sobre los diez ejes que contiene el manifiesto que hoy presentamos. Por un Congreso Abierto centrado en un debate de ideas que hayan sido contrastadas con muchas personas, con muchos sectores, sin prejuicios. Trabajando con los sindicatos, con el movimiento asociativo progresista, la gente de izquierdas.
- Substituir las políticas de austeridad por políticas de impulso económico y de creación de puestos de trabajo.
- Combatir las desigualdades, la precariedad y la pobreza, e impulsar un plan de rescate social.
- Defender el Estado del bienestar como mecanismo esencial para la equidad y la igualdad de oportunidades.
- Defender y promover la calidad de la escuela pública y el derecho de la ciudadanía a la cultura, apoyando a los creadores y a las industrias culturales.
- Defender la calidad de la sanidad pública rechazando su privatización y su empequeñecimiento.
- Impulsar la sostenibilidad y combatir los hábitos del consumismo y el despilfarro.
- Impulsar una Europa social y democrática capaz de embridar al poder financiero y especulativo.
- Revitalizar la democracia, con nuevos sistemas de participación, partidos más abiertos y transparentes y un nuevo sistema electoral.
- Establecer una administración pública absolutamente transparente, abierta al escrutinio permanente de la ciudadanía y con tolerancia cero hacia la corrupción.
- Promover un nuevo acuerdo con el resto de España que nos permita votar.
Renovar, innovar, cambiar. Abrirnos, ir a buscar talento, complicidades. Tejer redes. Aprovechar la preparación de las elecciones municipales como palanca de renovación. Haciendo de las elecciones municipales una reivindicación de la política más noble y altruista, de los cambios desde abajo, atendiendo a los problemas reales, trabajando por lo que realmente importa. Este nuestro compromiso, nuestro combate.
Amigas y amigos, compañeras y compañeros, os invito a seguir trabajando por el socialismo y por Cataluña.
Os invito a leer, debatir y difundir la Crida dels Socialistes de Catalunya.
Os invito a gritar juntos, muy fuerte.
Visca, visca, visca, Catalunya socialista!