Intervención de Miquel Iceta ante el Consell Nacional del PSC
Barcelona, 6 de junio de 2015
Compañeras y compañeros.
Es muy difícil hacer una valoración global de las elecciones municipales. Nos hemos presentado en 538 municipios y cada uno es diferente. Las elecciones han ido muy bien en Vielha y mal en Barcelona. Celebramos las mayorías absolutas en Granollers, Santa Coloma o Sant Joan Despí, y las claras victorias en Cornellà, Terrassa o L’Hospitalet. Felicitamos a Pep Fèlix Ballesteros y Àngel Ros. Y a los alcaldes y alcaldesas que lo volverán a ser: en Pineda, Gavà, Viladecans, Sant Boi, Esplugues, Mollet, Mediona, Gelida, Ulldecona, Sant Adrià, Batea, Vilafant, Camprodon y muchos otros. Y alcaldías recuperadas como la de Constantí o la de Mataró. Soy consciente de que aún está abierto el período de pactos, en el que tendremos buenas y malas noticias. Pero el balance será razonablemente positivo: en general, conservaremos las alcaldías que ya teníamos y ganaremos otras, participaremos en muchos gobiernos locales.
Pero también hemos padecido retrocesos. Algunos retrocesos incluso antes de comenzar: 230 listas menos que, de entrada, suponían perder unos 520 concejales y unos 36.000 votos.
Es difícil hacer un balance general. Pero hay unas cifras incontrovertibles. Los 531.000 catalanes y catalanas que nos vuelven a situar como el segundo partido de Cataluña en votos. Obtuvimos 525.000 en las últimas elecciones al Parlament. Y hace un año obteníamos 359.000 en las elecciones europeas. Hemos tenido 1.278 concejales, 67 mayorías absolutas y 67 relativas.
¡Todo esto en un partido que muchos daban por amortizado! ¡Qué Santa Lucía les conserve la vista! O mejor, que se la aumente!
Por cierto, ahora que he hablado de Vielha. Si hoy el Conselh Generau d’Aran no tiene un presidente de Unitat d’Aran es por la existencia de un sistema electoral injusto. ¿Os suena? Muy rápido: Convergència Democràtica Aranesa 1.972 votos, 7 consejeros. Unitat d’Aran 2.193 votos, 5 consejeros. Repito: Convergència Democràtica Aranesa 1.972 votos, 7 consejeros. Unitat d’Aran 2.193 votos, 5 consejeros. Por tanto, y lo diremos tantas veces como haga falta, si la propuesta de ley electoral catalana no garantiza el igual valor de todos los votos, no contará con nuestro apoyo. Ya hemos demostrado que se puede garantizar el mismo valor de todos los votos y que la demarcación de Lleida tenga 15 representantes, 17 la de Girona, 18 la de Tarragona y 85 la de Barcelona. Es decir, como ahora. Ninguna excusa, pues, para mantener un sistema que penaliza a todos los habitantes de la demarcación de Barcelona, sean de la capital o del más pequeño de los municipios.
¡Estas elecciones municipales han demostrado que hay PSC para rato! La continuidad de nuestro proyecto está garantizada. Y por ello permitidme que comience agradeciendo su apoyo al más de medio millón de catalanes y catalanas que nos han dado su voto. Que agradezca el inmenso esfuerzo hecho por nuestras candidaturas en toda Cataluña. Desde Canejan, pueblo fronterizo con Francia en el Valle de Aran, hasta Ulldecona. Desde Portbou a Gimenells y el Pla de la Font. El inmenso esfuerzo de miles de personas, integrantes de las listas del PSC-Candidatura de Progrés, de Unitat d’Aran, afiliados del partido y personas cercanas. Han hecho un esfuerzo inmenso que he podido comprobar personalmente y desde muy cerca en más de 150 municipios a lo largo de estos meses. Siento en estos momentos un orgullo y una gratitud inmensa por el trabajo hecho por tantas y tantas personas.
Así, pues, hay PSC para rato. Pero no nos podemos contentar con lo que hemos conseguido.
Tenemos que analizar las causas de nuestro retroceso, nuestras dificultades de implantación en la Cataluña interior, nuestra desconexión con muchas personas jóvenes y nuestras dificultades para representar a los viejos y nuevos problemas de las clases medias urbanas.
Hemos podido comprobar cómo, en general, nuestra gestión municipal, la personalidad de nuestros alcaldes y alcaldesas y la solidez de nuestros equipos de gobierno ha merecido nuevamente la confianza ciudadana pero, en general también, hemos retrocedido donde estábamos en la oposición. El resultado de estas elecciones es la mejor radiografía que podemos tener de nuestro proyecto que no son unas siglas, sino unas personas y una organización. A mejores candidatos, mejores resultados. A mejor organización, mejores resultados. No siempre, claro. Hemos padecido retrocesos en lugares con buenos candidatos. En Barcelona mismo, planteadas las elecciones como una disyuntiva, falsa disyuntiva a nuestro entender, entre Xavier Trias y Ada Colau, nuestra campaña ha tenido enormes dificultades para hacerse oír, aunque muchas personas coinciden en decir que nuestro candidato y la campaña que ha desarrollado eran muy buenos.
El análisis, pues, hay que hacerlo en cada municipio. Para impulsar los cambios necesarios para hacer de nuestro partido un proyecto más útil a la ciudadanía.
Porque Cataluña necesita un PSC fuerte, los y las progresistas necesitan un PSC fuerte, y para tener un PSC fuerte, lo dije en el acto del Palacio de Congresos: el PSC tiene que cambiar, nuestra organización tiene que cambiar, nuestra forma de hacer política tiene que cambiar, nuestra relación con la sociedad tiene que cambiar. Y algunos cambios no tienen por qué esperar al congreso del partido, los podemos ir impulsando desde ahora. Lo tiene que hacer cada organización del partido, analizando los resultados, viendo qué funciona y qué hace tiempo que ya no funciona. El debate del Congreso tiene que enriquecerse a partir de este análisis y de las propuestas concretas de cambio. Hoy os hago una propuesta muy concreta: de aquí a cuatro años el PSC solamente debería presentar listas bien arraigadas en el territorio. Hemos presentado algunas que no lo estaban, 128 para ser exactos. Y tenéis que saber que solamente en 36 municipios no se ha obtenido ningún apoyo. Eso implica que hay muchas personas con ganas de votar socialista y que les tenemos que proporcionar la oportunidad de hacerlo con personas arraigadas en el territorio. Y hay que comenzar desde aquí este esfuerzo.
También tenemos que valorar los resultados obtenidos en toda España. Con un Partido Socialista que se consolida como la única alternativa posible al gobierno el PP, y que ganará importantes parcelas de poder institucional. Ciertamente a partir de acuerdos y alianzas. Pero sin un PSOE ganador no hay cambio posible. El único que puede substituir a Mariano Rajoy al frente del gobierno de España es Pedro Sánchez. Yo ya sé que hay a quien le gusta mucho la serie Juego de Tronos, a mí también, pero aquí no se trata de un Juego de Tronos en el que cuenta la astucia. Estamos en un juego democrático en el que cuenta la fuerza de los votos, y se mire como se mire, quien puede y tiene que substituir a Cospedal es Emiliano García-Page, quien puede y tiene que substituir a Monago es Guillermo Fernández Vara, quien puede y tiene que substituir a Fabra es Ximo Puig, quien puede y tiene que substituir a Bauzá es Francina Armengol y quien puede y tiene que substituir a Luisa Fernanda Rudi es Javier Lambán. Quien puede y tiene que substituir a Mariano Rajoy en La Moncloa el próximo noviembre es Pedro Sánchez, y tiene todo nuestro apoyo para conseguirlo.
Ciertamente es hora de pactos. Diálogo, negociación y pacto. Nosotros queremos pactar y sabemos pactar. Nosotros queremos gobernar y sabemos gobernar. En los Ayuntamientos, en las Comunidades Autónomas y en el Estado. Otros tienen todavía que demostrar que quieren y saben pactar y que quieren y saben gobernar.
En Cataluña también se debe pactar. Nosotros no queremos ningún tipo de inestabilidad en los Ayuntamientos, queremos gobiernos sólidos y estables, sustentados en sólidas mayorías. Gobiernos de progreso.
Y quiero ser muy claro al respecto: no tenemos ningún acuerdo de tipo general con ninguna fuerza política. Queremos gobiernos de progreso, como os decía, sólidos y estables, sustentados en sólidas mayorías. Respetando la voluntad ciudadana. Por cierto, una clara mayoría de ciudadanos de Badalona no quieren seguir con el alcalde que tienen. Él quiso hacer un plebiscito sobre su particular forma de “limpiar Badalona” como decía su eslogan, y ha perdido este plebiscito. No podemos contemporizar con los que practican políticas de enfrentamiento y división por razón de raza, religión u origen. ¡No, no y no!
Hay que respetar la voluntad mayoritaria y leer bien los resultados electorales, que se producen en contextos locales determinados, y por eso la decisión de los pactos corresponde tomarla en cada lugar. Porque no se trata solamente de asegurar investiduras, se trata sobre todo de asegurar cuatro años de gobierno.
Por ejemplo, creo que no conviene que Barcelona tenga un gobierno con un único apoyo de once concejales de un total de cuarenta y uno. Nosotros estamos en disposición de hablar y acordar, no solo investiduras, que son importantes, sino también gobiernos que duren cuatro años y que puedan desarrollar un programa de progreso. Y tampoco entiendo que haya que esperar al 27 de septiembre para establecer acuerdos municipales. La ciudadanía ha hablado y ahora hay que comenzar a trabajar de acuerdo con este mandato popular.
Muchos consistorios están muy fragmentados. Hay nueve partidos en Mataró, me parece, ¿verdad? Pues bien, hay que trabajar en Mataró y en toda Cataluña para tener gobiernos estables, sabiendo que pactar quiere decir acercar posiciones y que muchos estén dispuestos a renunciar a algunas pretensiones legítimas pero que no tienen el consenso suficiente. Por nosotros no quedará.
Dicho esto, no deja de ser extraño que los mismos que consideran que el PSC tiene la obligación de dar apoyo en Badalona a la candidatura de Badalona en Comú porque es la lista más votada, encuentren acertado que Terrassa en Comú maniobre para evitar la investidura del alcaldable del PSC, cabeza de la lista más votada en Terrassa. No está de más hacer una llamada a la coherencia, y pedir a todo el mundo que esté a la altura de las circunstancias. Pongo este ejemplo como podría poner muchos otros.
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El pasado día 1 se puso en marcha nuestro proceso de primarias. Con un triple reto, elegir al candidato socialista a la Presidencia del Gobierno de España, el candidato o candidata a la Presidencia de la Generalitat y el o la cabeza de lista socialista al Congreso por la demarcación de Barcelona. Ya sabemos que Pedro Sánchez opta a la presidencia del Gobierno de España Ahora hace falta dar el siguiente paso.
Cuando fui elegido primer secretario, en un momento de gran dificultad, dije que estaba dispuesto a asumir mis responsabilidades con todas las consecuencias y hasta el final. Y he querido esperar a hoy, a este Consell Nacional, para formalizar mi precandidatura a las elecciones al Parlament de Catalunya. Sí, compañeras y compañeros, si lo queréis, seré vuestro candidato a la Presidencia de la Generalitat en las elecciones del próximo 27 de septiembre.
En este instante entrego al Presidente de la Autoridad Electoral del Partido el escrito para poder comenzar a recoger los correspondientes avales.
Soy consciente de la trascendencia de mi decisión y la tomo de forma libre y entusiasta, empujado por una voluntad de servicio, sí, pero con muchas ganas de llevar la bandera que un día levantaron Joan Reventós, Raimon Obiols, Joaquím Nadal, Pasqual Maragall, José Montilla y Pere Navarro.
Ciertamente será una campaña bien diferente a todas las que hemos vivido. Y yo las he vivido todas desde muy cerca desde 1980. Pero tengo muchas ganas de hacerla, tengo muchas ganas de defender nuestros planteamientos, tengo verdadera pasión para demostrar que hay un camino mejor para Cataluña. Que llevamos cuatro años perdidos, sin ninguna nueva competencia, ningún nuevo proyecto, ninguna nueva inversión potente, ningún avance. Que no hemos obtenido ni un pacto fiscal ni una consulta que sirva para arreglar el problema que tenemos. Que llevamos cuatro años de líos sin resultados positivos y tangibles. Que no queremos dividir a los catalanes en una pelea en la que habría un 40% de perdedores. Que queremos preservar la unidad civil del pueblo de Cataluña. Que no hay una salida unilateral al problema de encaje entre Cataluña y el resto de España.
Estoy convencido de que todo el mundo llegará más tarde o más pronto a reconocer que tenemos razón, que no habrá una consulta si no es legal y acordada, que la mejor manera de organizar la diversidad nacional en un Estado democrático miembro de la Unión Europea es el federalismo. Que el camino más firme es negociar una profunda reforma constitucional y someterla a referéndum. Que eso sólo será posible cuando cambie el escenario político en el conjunto de España y que eso lo podemos conseguir a finales del próximo noviembre.
¡Cuántas cosas hemos tenido que escuchar! ¡Tantas como ahora escucha la dirección de Unió Democràtica de Catalunya!
Cada día hay más personas que reconocen no habrá solución sin diálogo entre gobiernos; que no se puede obviar la legalidad vigente, que puede ser modificada a través de los mecanismos previstos; que hay que descartar cualquier escenario que nos sitúe fuera de la Unión Europea. Se diga lo que se diga, la hoja de ruta firmada entre CiU y ERC desconoce estas verdades evidentes. Quizás por eso ya hablan de revisarlo. ¿Cuántas hojas de ruta llevamos? ¿Cuánto tiempo más quieren que perdamos, cuántas energías, cuántas oportunidades?
El 27 de septiembre decidimos entre cuatro años más de líos sin resultados o cuatro años de búsqueda de soluciones justas y de amplios acuerdos.
Tengo ganas de reivindicar un gobierno que haga de la reactivación económica y la creación de puestos de trabajo su prioridad absoluta. Un gobierno que pare los recortes en sanidad, educación y protección social. Un gobierno que luche contra la corrupción y el fraude fiscal. Y, sí, un gobierno que llegue a un acuerdo con el gobierno de España para reconocer a Cataluña como nación, para blindar nuestro autogobierno, para asegurar las competencias de la Generalitat en educación, lengua y cultura, para conseguir un nuevo pacto fiscal. Un acuerdo sometido al voto de la ciudadanía a través de un referéndum legal y vinculante.
En las elecciones todos los candidatos dicen que quieren ser presidentes. Sí. Pero solamente habrá un presidente, y no lo será por mayoría absoluta. El 28 de septiembre habrá que ponerse de acuerdo. Y ¿quién mejor que nosotros para trabajar para el acuerdo? ¿Quién mejor que un partido que no se resigna a la ruptura de la sociedad catalana, un partido que no persigue la ruptura con el resto de España, un partido que tiene la justicia social como norte, un partido inequívocamente catalanista y comprometido con el autogobierno? Un partido que sabe gobernar y que sabe pactar. Un partido capaz de tejer complicidades dentro y fuera de Cataluña. Un partido capaz de fortalecer y ampliar el consenso catalanista y que no se dejará llevar por el frentismo de consecuencias imprevisibles.
Tengo ganas de defender un proyecto en el que creo de forma apasionada, quiero hacerlo desde argumentos muy sólidos y también desde un respeto exquisito por los adversarios. Aspiro a hacerlo desde la sinceridad, sin abandonar nunca el principio de realidad y el de responsabilidad. Convencido de que en la hora difícil de la política catalana, nuestros principios, los valores y los planteamientos que defendemos serán la mejor brújula para salir del embrollo en que nos han metido una finalidad y una estrategia equivocadas.
Basta ya de experimentos. Basta ya de perder el tiempo. Basta ya de perder de vista los problemas reales de las personas víctimas de la crisis y de los recortes. Basta ya de rehuir las propias responsabilidades. Basta ya de enfrentamientos estériles.
Hace casi un año os dije que era la hora de arremangarse para reconstruir el proyecto del PSC.
Hoy os digo que se la hora de arremangarse para servir a los ciudadanos y ciudadanas de Cataluña.
Si así lo queréis, encabezaré este esfuerzo.
Si así lo queréis, impulsaré con todos vosotros el cambio que conviene a Cataluña y conviene a toda España.
Si así lo queréis me dejaré la piel como candidato socialista en las próximas elecciones al Parlament de Catalunya.
Muchas gracias!